Día 1

«La cuestión en la vida no es saber mucho, sino olvidarse de poco» – Homero

Cuando el noviembre pasado retomé el estudio después de años sin estudiar, me sorprendió lo rápido que recuperé el hábito de estudio. Las antiguas sensaciones de pereza y cansancio que me invadían cuando estudiaba Derecho no se vieron repetidas ahora. Supongo que por la obvia razón de que antes nunca disfrutaba de lo que estudiaba. Lo hacía porque «tenía que hacerlo», porque me había comprometido a terminar una carrera.

En aquel momento veía a los que abandonaban una carrera como gente débil e inmadura que desertaba a la mínima de presión y complicaciones. Ahora veo que existen razones mucho más legítimas para dejar una carrera que la falta de madurez.

Existe, por encima de todo, una razón principal por la que volver a estudiar no me ha supuesto un esfuerzo infrahumano: porque esta vez no me siento obligada. Y hablo por supuesto de una obligación pasada auto-impuesta, porque si de verdad nunca hubiese querido estudiar una carrera, mis padres nunca me lo habrían impuesto. Ahora me da la sensación de que me boicoteé a mí misma.

La ilusión (y otras sensaciones) de aprender

Cierto es que estudiar sigue siendo duro, pero ahora existe un elemento fundamental que antes no existía: una verdadera motivación. Es a lo que intento agarrarme cuando veo lo lento que progreso o la recurrente sensación que me invade del tipo “¡Dios mío, si aún no sé nada!”. Y es que aprender cualquier cosa desde cero trae consigo emoción y frustración a partes iguales.

Por eso hoy quiero recordarme la cita que he mencionado al principio. Mi interpretación de la misma es que más vale retener y afianzar conceptos hasta que estén claros y no se olviden, que no abarcar demasiada información que al final acabamos por olvidar conforme vamos aprendiendo nuevos conceptos. Porque por mucha emoción que me produzca aprender HTML y CSS, a la hora de ponerme a hacer ejercicios prácticos es cuando me doy cuenta de que tengo que volver al principio y repasar conceptos y volver a hacer los ejercicios hasta que sea capaz de hacerlos con los ojos cerrados.

Sí, es una pesadez y me frustro cada vez que entiendo un concepto pero cuando intento hacer el ejercicio, olvido ciertos matices que hacen que mi código no funcione. Pero debo armarme de paciencia y seguir adelante.

Aprende malabares y habrás desarrollado una técnica de aprendizaje que te funcionará para cualquier cosa que te propongas aprender

Hoy, mientras esperaba al bus con dos amigos del trabajo y se cachondeaban de mis botas de “nieve”, que no son de nieve ni mucho menos, sólo ligeramente más calientes que las botas que uno se pondría normalmente en Madrid en esta época, he vuelto a tener una sensación de estar haciendo malabares con mi vida, al intentar mantener el equilibrio entre mi trabajo, mis relaciones personales y mis estudios, sin que se caiga ninguna de las tres pelotas. Es un símil que además me transporta al pasado, ya que, casualmente, en mi clase del colegio nos enseñaron a hacer malabares, literalmente. Aunque parezca una tontería, guardo un curioso recuerdo de aquella experiencia: sólo dos o tres personas de entre toda la clase conseguimos aprender a hacerlos.

Mi táctica de aprendizaje fue bien sencilla: practicaba todos los días. Sin prisa, pero sin pausa. Y si por cualquier razón había un día que no practicaba, al día siguiente sentía que tenía que empezar de nuevo porque lo había olvidado todo. Hasta que por fin dominé la técnica. Sólo entonces pude dejar de practicar diariamente. Pero hasta ese momento, lo crucial para mí era “olvidarme de poco”, como dice la frase célebre. Y ese es exactamente el mismo principio que voy a aplicar a mi proceso de aprendizaje actual.

Como nota aclarativa, sólo cuando estaba haciendo mis cursos de HTML y CSS me di cuenta de que, para poder programar páginas webs alucinantes, y no sólo mediocres, debía aprender Javascript. Por eso me embarqué en esta aventura. A día de hoy, dos semanas después de empezar con Javascript…siento que no se nada ☺. Pero que no cunda el pánico, porque sé (o quiero creer) que es todo una cuestión de tiempo y dedicación. Tiempo que, por cierto, hoy no he tenido demasiado porque es uno de esos días en los que me han “soltado” del trabajo a horas intempestivas. En fin…

Si crees que este post puede serle útil a alguien, por favor, ¡compártelo!:

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Esta web utiliza cookies para asegurar que se da la mejor experiencia al usuario. Si continúas utilizando este sitio se asume que estás de acuerdo. más información

Los ajustes de cookies en esta web están configurados para «permitir las cookies» y ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues usando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar», estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar