Entré en el mercado laboral con 25 años y una maleta llena hasta los topes de expectativas, miedos y sueños. Como muchos, comencé haciendo prácticas, pero a diferencia de mi entorno, decidí emigrar a Alemania en busca de mejores oportunidades.
Mi experiencia en Alemania me enseñó algo importante: no necesitas esclavizarte para demostrar tu valía. Comencé trabajando de prácticas y justo después salió una ley que permitió que trabajara solo 4 horas al día con un sueldo de 800€. Era increíble, pero también me sentía culpable viendo a mis compañeros trabajar hasta las 6pm.
Así que, queriendo demostrar mi compromiso, empecé a quedarme por las tardes sin cobrar esas horas extra. Pensé que eso me garantizaría una contratación. No fue así. Aprendí que trabajar gratis no es la manera de asegurar tu futuro en una empresa.
Ha pasado una década desde aquello y en todos los trabajos que he tenido después, nunca he hecho horas extra por amor al arte. Desde entonces, he perfeccionado un enfoque que me ha permitido ser más valorada por mis managers: trabajar eficientemente durante las horas pagadas y mantener un equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
En mi opinión, no hacer horas extra significa:
- trabajar inteligentemente, no más duro.
- tener tiempo para lo que realmente importa.
- saber negociar condiciones laborales justas y dignas.
Mi enfoque me ha permitido ser más valorada por mis superiores que aquellos que se quedaban haciendo horas.
Si buscas mejorar tu eficiencia, encontrar un mejor equilibrio y obtener el reconocimiento que mereces, estoy aquí para ayudarte. ¿Hablamos?
Mientras te lo piensas, aquí te dejo una selección de mis últimos vídeos publicados.
THE END!
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Sobre la autora de este post
Soy Rocío, una abogada reconvertida en programadora. Soy una apasionada de aprender cosas nuevas y ferviente defensora de que la única manera de ser feliz es alcanzando un equilibrio entre lo que te encanta hacer y lo que te saque de pobre. Mi historia completa, aquí.