Días del 32 al 38

«El que no llora, no mama» – Refrán popular

Vuelta a la rutina

Hoy vuelvo a la rutina. Pero, al contrario que en las veces anteriores a empezar con este proyecto, la vuelta ha sido mucho menos triste.

Justo hace un año también me estaba tomando un respiro del trabajo y recuerdo que el último día antes de volver me lo pasé llorando como un bebé. En aquel momento me sentía completamente perdida, sin saber cómo o hacia dónde avanzar. Ahora sé que aquella época de bloqueo y presión auto-impuesta era necesaria para reaccionar, al igual que hizo falta un detonador para hacerme despertar. Fueron muchos meses de búsquedas infructuosas, de preguntas con respuestas a medias, de conversaciones con personas variadas cuyo patrón se repetía: el sentirme incomprendida.

Ese clic que lo cambia todo

En este post no puedo explayarme detallando todas las fases mentales porque las que pasé desde que empecé a sentirme perdida y a no saber qué hacer con mi vida, porque eso daría para un libro entero.

Fue ese clic en mi cabeza, que algunas personas honestamente no pueden identificarlo con un hecho concreto, con un día determinado, porque no lo tienen. Son casos en los que pequeñas pinceladas van dando forma a un cuadro cuyo dibujo empieza a ser visible aún sin acabar.

En mi caso no fue así. Yo sí recuerdo un detonador determinado. Ese clic en mi cabeza. Ese despertar. Mi detonador fue Ángel Alegre con su web Vivir Al Máximo.

Lo encontré dando uno de mis palos de ciego, cuando buscaba dejarlo todo e irme a vivir a Tailandia. Busqué en google algo tipo «vivir en Tailandia» y eso me llevó a un post de un tal Ángel, un español que contaba sus andaduras viviendo en Tailandia. Me quedé en su web, un post me llevó a otro y así hasta que varios días después ya me los había leído todos y me sentí comprendida y con la moral suficiente para emprender un camino que nunca antes me había atrevido.

Hablé con mi chico para intentar superar mi primera barrera mental: la opinión de mi pareja, como una de las personas más importantes de mi vida,  a cerca de iniciar este proyecto.

Y, tras recibir su apoyo incondicional, me sentí imparable.

¡Mini-objetivo cumplido!

Hoy es el día en el que alcanzo uno de mis mini-objetivos. Y es que hoy es el día en el que, después de argumentarle a mi jefa con sinceridad que necesitaba más tiempo para dedicarle a mis estudios de programación (superado el mini-shock inicial que se ha llevado), me ha concedido lo que le pedí: poder reducir mi jornada laboral, y así poder mantener mi trabajo pero a su vez poder acelerar mi aprendizaje.

Incluso me ha ofrecido involucrarme en proyectos de nuestro departamento de IT Project Management, cosa que no me podía ni imaginar.

Así que hoy no quepo en mí de felicidad, porque:

  1. He conseguido vencer el miedo al rechazo, preparándome un pequeño discurso planteándole que la jornada parcial es una situación win-win.
  2. He podido sincerarme con mi jefa, ya que, hasta la fecha, me reconcomía un pelín la conciencia. Tampoco es necesario que sepa hasta qué punto no me gusta mi trabajo, porque eso dejó de ser relevante cuando mi sentimiento negativo hacia mi trabajo se transformó en 2 cosas:
    • una herramienta para financiar mis estudios
    • una motivación para estudiar
  3. Aunque a mi jefa le apasione su trabajo, ha sido perfectamente capaz de comprender que la gente puede tener otras perspectivas laborales que no tengan mucho (o nada) que ver con la actual profesión, y eso me ha sorprendido a la par que me ha hecho admirarla un poco más.
  4. Fundamentalmente, porque he conseguido mi objetivo de reducir mi horario laboral un 20%, lo que me permitirá:
    • Levantarme por la mañana sin estrés ese día entre semana que no trabaje, lo cual equivale a:
      • no pensar en qué ponerme ni invertir tiempo en arreglarme para salir
      • no perder tiempo en el tráfico infernal
      • no comer de tupper
      • …y otros múltiples mini-placeres de la vida
    • ESTUDIAR FELIZ 🙂

Así que hoy cierro este post con el subidón que dan esas pequeñas grandes victorias personales. Porque hoy me siento de golpe mucho más cerca de mis sueños.

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